¿Desde cuándo?
Mira, al menos yo, que hoy tengo 63 años, puedo decirte que deje de vivir en un país de paz cuando a los 14 años, siendo cadete del Liceo Belgrano de Santa Fe, participe en dos formaciones separadas una de otra por algo más de un mes, en la cual despedíamos a dos oficiales que habían sido acribillados al salir de sus casas para concurrir al Instituto en el cual trabajaban… el lugar en el cual yo cursaba el colegio secundario bajo el régimen de pupilo….mi querido Liceo Belgrano.
Qué triste fue ver a los integrantes de esas familias despidiendo a un esposo, a un padre, a un hijo o hermano. Y la esposa del Subteniente asesinado! Esa chica lloraba la partida de su compañero apretando una panza de varios meses sobre el ataúd, una incipiente panza en la cual crecía su hijo…un hijo que jamás conocería a su papá.
Y qué triste fue aquel domingo de Octubre de 1.975 cuando a última hora, al llegar al Liceo, me enteré que el Regimiento de Formosa en el cual estaba destinado mi padre había sido atacado. Recién al día siguiente pudimos saber que media Formosa había sido tomada por los terroristas y que durante la defensa del Cuartel habían sido asesinados varios soldados mientras se bañaban en las duchas, en tanto otro tanto había muerto en combate, llegando el total de muertos a la cifra de diez soldados, un suboficial y un oficial.
¿Alguno recuerda lo que fue vivir bajo la permanente catarata de atentados y amenazas? ¿Se enseña esto en las escuelas y colegios para que no nos vuelva a pasar?
Por aquel entonces, (en Santa Fe), mi tutora no me dejaba salir durante el fin de semana después de que oscurecía; y en Formosa, en mi casa durante las vacaciones y con tan solo 15 años, yo acompañaba a mi madre a hacer las compras armado con una ametralladora calibre 9mm., la cual llevaba debajo de un almohadón en el asiento atrás de un Citroën. Sucede que después del ataque al cuartel, (el del 05 de Octubre del 1.975), nos llegaban frecuentes amenazas de venganza, las cuales estaban particularmente dirigidas a las familias de los integrantes del Ejercito.
En aquellos tiempo, durante la noche, (con cierta frecuencia), se desataban prolongados tiroteos hacia el lado del Monte que lindaba con el Barrio Militar. Sucedía que un soldado de guardia, al percibir un movimiento entre los espinillos, disparaba de inmediato con su fusil, lo cual era inmediatamente imitado por los demás guardias, generando una crisis de adrenalina que resultaba muy difícil de detener. En esas ocasiones mi misión en casa era la de tomar un arma y parapetarme cerca de dos o tres ventanas desde las cuales habría de disparar en caso de necesidad, con la idea de que pareciera que en ese ambiente, había por lo menos tres personas armadas y dispuestas a defender la posición.
Durante estos tiroteos yo me decía a mi mismo: “pensar que allá afuera hay un tipo que quiere matarnos a mí y a mi familia, y ni siquiera nos conoce”.
Nunca dejó de sorprenderme esa loca realidad. ¿Qué pasaba con estos argentinos que querían matar a otros argentinos?
Y fueron el ataque a Formosa y el creciente riesgo de que la guerrilla progresara en la toma de la provincia de Tucumán las causas que provocaron la caída del gobierno que presidia Isabelita, una mujer carente de la mas mínima preparación intelectual y espiritual para dirigir los destinos de un país sumido en una guerra interna en la cual, una parte del enemigo se encontraba escondido en diferentes órganos de su propio gobierno.
Así era la cosa aunque muchos hayan perdido la memoria o se hagan hoy los distraídos: la población asustada junto a la clase política pedía a las FFAA el reemplazo de aquel débil gobierno. Todos se preguntaban y comentaban sin tanto disimulo: ¿que más esperaban para FFAA para interrumpir el vacío de poder con el cual ya no gobernaba Isabel Martinez viuda de Perón.
Y se uso la salida de emergencia. Se uso esa salida sabiendo que nunca es gratis, que dista de ser lo ideal, que dejara marcas, que provocará algunos daños difíciles de reparar, y que será improbable que con el paso de los años genere buenos recuerdos.
Y así sucedió que pasado un tiempo, ya nadie recuerdo que la indeseada salida de emergencia fue la que le salvo la vida a gran parte del país.
Toda Latinoamérica ardía en llamas atacada por el Terrorismo de izquierda que era impulsado por la Unión Soviética a través de sus satélites americanos.
Eran los tiempos de la guerra fría entre colosos, la cual en nuestro caso nada tenia de fría, la cual en nuestro caso y en el de nuestros vecinos….hervía.
Tal cual les vengo contando, mis recuerdos son bastante tenebrosos e inapropiados para la edad que tenía en aquel entonces. Aunque hoy sin embargo, me pongo a pensar: ¿Sera mucho lo que habré padecido en comparación con el 70% de los niños y jóvenes que en las últimas tres décadas han sufrido el abandono o impericia del Estado Nacional, quien por obra u omisión, los fue dejando sin familia, sin educación, sin religión, sin vivienda digna, sin trabajo…. (primero a sus padres…. y luego a ellos mismos); sin agua corriente y sin cloacas?
¿Que nos paso que poco a poco, los responsables del terrorismo de los 70 junto a sus cómplices y descendientes fueron ocupando muchos puestos importantes en los diferentes áreas de los sucesivos gobiernos?
Yo creo saberlo: han trabajado con inteligencia, astucia y mucha maldad en la elaboración de un plan global a través del cual poder seguir hoy avanzando en busca de los mismos objetivos de antaño, aunque hoy lo hagan disfrazados de democráticas ovejas.
¿Qué buscan?
Lo que buscan en definitiva es transformarnos en una masa de gente pobre, ignorante, desinformada, sumisa, apátrida, asexuada y débil. Buscan todo esto para lograr una sociedad en la cual todos seamos tan pobres como sumisos….todos iguales….todos pobres, dejando fuera del círculo de la pobreza a un pequeño grupo “la eterna casta”….una casta tan rica como desvergonzada.
Así es, démonos por enterados!!! Los terroristas de antaño (disfrazados hoy de demócratas), han vuelto al poder. Y se roban todo, y contratan a cientos de miles de amigos inútiles con muy buenos sueldos…sueldos equivalentes al de 6 u 8 jubilados, sueldos mal habidos que pagamos entre todos.
Pero los terroristas de antaño no paran ahí, ellos son muy creativos. Y es por ello que han podido inventar el terrodólar, un curro mediante el cual, si fuiste guerrillero o pariente de alguno, tendrás acceso a los dólares billetes que desees, pudiendo incluso llevártelos al exterior a bajo costo.
Para colmo, los terroristas de antaño han vuelto abrazados a la agenda 2030, esa agenda globalista socialista pobrista que inventaron y dirigen los más ricos y poderosos del planeta, quienes se han propuesto disminuir drásticamente la población mundial, razón por la cual trabajan para erradicar el sentimiento y conciencia de Nación Estado con identidad propia, la institución familia y la iglesia.
Ellos buscan que nos quedemos solos, y buscan también neutralizar la atracción entre hombres y mujeres para evitar que traigan más niños al mundo.
Luego, si no logran su cometido, nos presentan de inmediato una aberrante solución para el supuesto problema de superpoblación mundial. Y allí desembarcan con ese gigantesco fraude moral mas llamado “interrupción del embarazo”, cuando en realidad es “cancelación definitiva del embarazo”.
Y así las cosas, son ellos los que intentan convencernos de que matar a un niño en gestación es un derecho de la mujer vinculado a su salud y libertad…..un tremendo absurdo tanto desde el punto de vista moral como científico.
Los argentinos tenemos hoy un profundo motivo adicional para sufrir, ya que en lugar de aunar esfuerzos para lograr alcanzar la paz social, nuestro país, (el que fuera forjado sobre los valores judeo cristianos), ha superado ya la cifra de 120.000 infanticidios desde que se promulgo la ley del aborto que lo permite, facilita y fomenta.
Y ya nadie habla del tema. Ni el colectivo de “ni una menos”, ni la oposición, ni las madres o abuelas de plaza de mayo. Es el silencio cómplice que endurece nuestro corazón.
Todos mudos acompañando esta voluntaria tragedia, una tragedia que no queremos ver en imágenes.
Existe una parte de la historia intencionadamente omitida. Se trata de ese 80% de verdad oculta; esa verdad que tanto necesitan nuestros viejos soldados encarcelados injustamente.
Ellos son las víctimas de los juicios improcedentes, viciados y carentes de la más mínima legitimidad.
Ellos son los socorristas que salvaron nuestras vidas y la libertad de la Republica.
Ellos son quienes como recompensa están recibiendo la amarga cuota mensual de injusticia y olvido.
¡¡VIVA LA PATRIA!!!
Fabian E. Sotelo
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