La muchachada que está recolectando materiales y soldando, fierro por fierro, hasta elevarse a los 4 metros de altura, asegura que existen varias y muy bellas esculturas al pañuelo de Madres de Plaza de Mayo, pero que, hasta ahora, no han dado con ninguna de este porte.
En el parque Independencia, ubicado sobre la calle Las Heras, el grupo artístico “El Tapial” dio el puntapié, el escultor y herrero Luis ofreció su experiencia y laburo y así fueron sumándose voluntarios para la construcción del pañuelo. Se hace mediante la técnica conocida como ensamble y el principal insumo es chatarra por lo que la iniciativa suma otro valor, el del reciclado.
Debajo de una enorme estructura de hierro se está trabajando en una instalación que recrea una habitación intervenida por un grupo de tareas de la dictadura. Una silla quemada, una cuna vacía, entre otros elementos, darán cuenta del horror de aquellos años que incluyeron secuestros, torturas, y desapariciones. El arte se pone al servicio de la memoria y en estos tiempos también de la resistencia.
Con paciencia de artesano, Luis recibe a niños y niñas que pasan consultando qué es lo que se hace en el lugar. Un pequeño de no más de 4 años pasa con frecuencia con algún objeto metálico para sumar y allí nomás lo sueldan. Durante el sábado, las orquestas de Parque Lasa y Ameghino que tenían un ensayo en el parque también tomaron conocimiento de la movida. Cruces necesarios en el espacio público son en parte el premio de los y las artistas.
“Las obras públicas llevan mucho trabajo, hay que contemplar el clima, entre otras cosas, pero lo estamos llevando muy bien” valora Leti Miglioranza, una de las artistas que impulsa la obra. Entre mates, celebra el trabajo de Luis que revuelve entre la chatarra hasta dar con el fierrito que buscaba para soldar en determinado tramo del pañuelo.
La obra hecha a base de chatarra tiene cuatro metros de alto por otros seis de largo. Foto: Julieta Brancatto
Llevan 15 días de trabajo y vendrán otros tantos hasta terminar. “Ahora voy a empezar a formar los pliegues del pañuelo, luego, con estas chapas cubriremos otro tramo para que las compañeras pinten de blanco y le van a ir dando sombras” va comentando Luis, que tiene la obra en su cabeza y día a día la materializa en esa enorme estructura.
Entre otros colaboradores, la obra cuenta con la participación de Nicolás Arrúe que además de arquitecto y presidente del Consejo Urbano Ambiental es hijo de desaparecidos. “Queremos crear un espacio educativo, para seguir construyendo la Memoria y que quede como un legado y una forma de participar en la historia de nuestro país” comentó.
En algunas semanas más, la obra estará terminada y formará parte del parque de las 30 mil razones, que además incluye un árbol por cada detenido desaparecido de Luján y otros dos por las Madres Anita y Rosa.
Así, desde la calle Las Heras por donde transcurren las peregrinaciones juveniles a la Basílica, se podrán apreciar los homenajes y remarcar el hito que narró en una de sus visitas a nuestra ciudad, Hebe de Bonafini respecto al nacimiento del pañuelo en la caminata de 1977 cuando llegaron a los pies de la Virgen para pedir por sus hijos e hijas.
Fuente: LadranSancho