La llegada del calor y la proliferación de mosquitos han convertido a los repelentes en productos esenciales. Sin embargo, la suba desmedida de sus precios los ha vuelto inaccesibles para gran parte de la población. En este contexto, se destacan las pocas excepciones como la Farmacia San José de Capilla del Señor, que mantiene los valores del año pasado en un gesto de compromiso con sus clientes habituales.
Esta situación responde a varias causas. La falta de regulación estatal permite que algunos comerciantes aumenten los precios sin justificación, priorizando ganancias excesivas sobre la accesibilidad del producto. La ley de oferta y demanda también juega un papel clave, ya que el aumento estacional del consumo suele derivar en alzas de precios. Sin embargo, llama la atención que, a pesar de contar con stock suficiente, algunos comercios optan por remarcar los valores sin necesidad real.
Las consecuencias de este problema afectan directamente a la sociedad. Los consumidores, especialmente aquellos con ingresos bajos o fijos, se ven obligados a elegir entre su salud y su economía. Además, el abuso en los precios contribuye a la inflación y genera una pérdida de confianza en el sistema comercial.
Para solucionar esta problemática, es fundamental un cambio de enfoque. El Estado debe tener un rol activo, regulando los precios y protegiendo a los consumidores de los abusos. Asimismo, los ciudadanos deben estar informados sobre sus derechos y exigir condiciones más justas. Por su parte, los comerciantes deben adoptar una actitud de responsabilidad social, priorizando el bienestar de la comunidad sobre el beneficio inmediato.
Es momento de dejar de mirar a otros países y concentrarnos en solucionar nuestros propios problemas. La equidad y la justicia social no pueden ser opcionales: son una necesidad. Solo con un esfuerzo conjunto podremos generar un cambio real y garantizar que productos esenciales como los repelentes sean accesibles para todos.
Editorial Andreina Duran
