La Ciudad amaneció empapelada de afiches que responsabilizan a la vicepresidenta por 35.000 muertes.

De los 135 municipios bonaerenses, 124 lograron lista de unidad. Las listas de Máximo Kirchner se imponían en la mayoría de los distritos.

“Me va vergüenza ajena”, advirtió; “Qué le podemos pedir al pueblo sino podemos dialogar”, se quejó

El radicalismo provincial sostuvo que el gobernador mantiene un “silencio cómplice” en lo que calificaron como “un golpe certero a la producción”.

Las discusiones de Cristina se proponen como una mera sucesión de cuasi-argumentos que se saltean la parte metaargumentativa porque ignoran lo dicho por Fernández y su sector. Además, salta a imponer sus propias conclusiones sin terminar de armar ni siquiera una argumentación.

Al viejo desamor hacia Alberto Fernández, la vicepresidenta le agregó ahora la decepción política frente a un mandatario que considera inepto, incapaz de conducir con cierto grado de eficiencia la administración nacional

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